La ciudad de los cinco minutos: ¿utopía urbana o realidad al alcance?

“La ciudad de cinco minutos: menos tráfico, más vida. Analizamos su origen, beneficios y retos con ejemplos de México y América Latina.”

Introducción

Imagina que tu vida entera cabe en un radio de cinco minutos: tu trabajo, la escuela de los niños, el mercado, la farmacia, el café de la esquina y hasta ese parque donde tu perro se siente influencer. Suena a lujo europeo, ¿verdad? Pero el concepto no es tan descabellado: la “ciudad de los cinco minutos” es la hermana acelerada de la famosa “ciudad de los 15 minutos” del urbanista Carlos Moreno (2021). La premisa es simple: mover menos, vivir más. Lo complicado es hacerlo en urbes que parecen diseñadas para coleccionar traslados eternos.

¿De dónde viene la idea y por qué importa?

La ciudad de 15 minutos nació en París como respuesta al tráfico y la contaminación, y pronto se convirtió en bandera de urbanismo humano. Pensarla en cinco es radical, pero también provocador: en la Zona Metropolitana del Valle de México, una persona que vive y trabaja en zonas centrales gasta al menos 82 minutos diarios en traslados, y si reside en la periferia puede llegar a invertir 175 minutos (INEGI, 2017). Un solo viaje en automóvil promedia 50 minutos, mientras que el transporte público no masivo ronda los 76 minutos, y el autobús puede alcanzar los 95 minutos (SEMOVI, 2020). En Guadalajara y Monterrey la situación es similar, con tiempos promedio de 50 a 56 minutos. En América Latina, Bogotá registra traslados que superan las dos horas y Buenos Aires, pese a su densidad, enfrenta periferias desconectadas. Ante estas cifras, hablar de cinco minutos suena poético, pero también urgente.

Beneficios y retos con sabor local

Si algo tiene sentido en este concepto es la promesa de ganar tiempo y salud. Menos tráfico significa menos emisiones, y la Agencia Internacional de Energía recuerda que casi una cuarta parte del CO₂ urbano viene de cómo nos movemos. Pero no basta con soñar: nuestras ciudades han crecido dispersas y fragmentadas. Cancún expande fraccionamientos lejos de los servicios, Mérida concentra sus atractivos en el centro mientras las periferias dependen del coche, y Querétaro presume desarrollos planeados, pero aún esclavos del estacionamiento. Como señala Peter Calthorpe en Urbanism in the Age of Climate Change (2011), el verdadero desafío no es mover autos más rápido, sino rediseñar ciudades para acercar a las personas a lo que necesitan.

¿Quién se atreve a intentarlo?

Aunque la idea suene futurista, algunos ejemplos ya existen. París avanza con sus 15 minutos, Melbourne experimenta con barrios de 20 y Tokio demuestra que la proximidad puede ser parte de la cultura. En México, la alcaldía Benito Juárez en Ciudad de México es una rareza donde se puede vivir, trabajar y comer sin prender el auto. El Centro Histórico se ha peatonalizado, y aunque no todo es perfecto, la idea de caminar se vuelve viable. Guadalajara ha dado pasos con el corredor Mi Macro Calzada, integrando barrios antes desconectados, y en ciudades intermedias como León y Puebla, algunos proyectos comienzan a hablar de movilidad activa y escala humana. Incluso los pueblos mágicos tienen lecciones: Guanajuato, San Miguel de Allende u Oaxaca muestran que la vida a pie no es novedad, es tradición; el reto es cómo no perderla mientras crecemos.

Reflexión final

Soñar con la ciudad de cinco minutos no es un capricho de urbanistas con bicicleta, es una aspiración que toca la calidad de vida. Porque, al final, lo que nos roba el tiempo no son los kilómetros, sino las excusas. Y como decimos por aquí:

“En la ciudad de cinco minutos, llegas antes que tu excusa; en la de treinta, tu excusa llega primero.”

 

Referencias

 

    • Calthorpe, P. (2011). Urbanism in the Age of Climate Change. Island Press.

    • Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2017). Encuesta Origen-Destino en Hogares de la Zona Metropolitana del Valle de México. Recuperado de https://www.inegi.org.mx

    • Moreno, C. (2021). La ville du quart d’heure. Editions de l’Observatoire.

    • Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). (2023). OECD Urban Policy Reviews.

    • Agencia Internacional de Energía (AIE). (2023). CO₂ Emissions from Fuel Combustion Highlights.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *