Gentrificación: entre el café artesanal y la renta impagable.

En muchas ciudades, el cambio empieza con un café. No cualquiera: uno servido en taza de cerámica, quizá un matcha latte con leche de almendras recién ordeñadas o un cold brew filtrado lentamente. Alrededor, aparecen galerías minimalistas, tiendas de diseño y panaderías con masa madre. A primera vista, todo parece un triunfo: calles más limpias, fachadas restauradas, nuevos espacios de convivencia. Pero, detrás de este paisaje de postal urbana, surge una pregunta incómoda: ¿quién paga el precio de esta transformación?.

El término gentrificación fue acuñado por Ruth Glass en 1964 para describir el proceso por el cual la llegada de residentes de mayor ingreso a barrios populares provoca cambios drásticos en el entorno físico, social y económico. En sus palabras, es una sustitución gradual de población y actividades que, aunque no siempre implique desalojos inmediatos, suele llevar al desplazamiento directo, económico o cultural.


El espejismo de la mejora urbana

En teoría, la gentrificación podría verse como una forma de “revitalización” urbana: más inversión, rehabilitación de inmuebles, mejor iluminación, incremento en la percepción de seguridad. Sin embargo, la evidencia académica muestra que sus beneficios rara vez se reparten de forma equitativa.

En un estudio sobre Nueva York en los años noventa, Freeman y Braconi (2004) encontraron que las zonas en proceso de gentrificación no siempre experimentaban un aumento significativo de mudanzas forzadas. Esto se explicaba, en parte, por la existencia de controles de renta y redes comunitarias sólidas. No obstante, el cambio en la estructura comercial y en los precios de la vivienda sí generaba un entorno cada vez menos accesible para los residentes originales.

Un análisis más amplio de Zuk et al. (2018) confirma que el riesgo de desplazamiento es real, especialmente cuando la gentrificación se relaciona con inversiones públicas —como nuevas líneas de transporte o parques urbanos— sin medidas para proteger a los vecinos de menor ingreso. En otras palabras, la mejora física puede terminar expulsando a quienes deberían disfrutarla.


Airbnb y la turistificación: el nuevo motor del cambio

En la última década, un nuevo factor ha acelerado el proceso: las plataformas de alquiler de corto plazo, como Airbnb. Su impacto sobre los precios de la vivienda es objeto de debate, pero la evidencia empírica empieza a ser contundente.

En Barcelona, un estudio de García-López et al. (2020) mostró que la expansión de Airbnb elevó los precios de renta y venta, especialmente en zonas con alta densidad de listados. La respuesta municipal fue tajante: endurecimiento de licencias, fiscalización estricta y clausura de miles de pisos turísticos ilegales. El objetivo no era eliminar el turismo, sino evitar que se tragara la vivienda.

La Ciudad de México vive un fenómeno similar. Según datos del Colmex (2019), existen cerca de 24,956 alojamientos en la capital, y el 65.6% del mercado está controlado por anfitriones multipropiedad, lo que refleja una clara profesionalización del negocio. En 2025, estimaciones de proveedores como AirDNA y Airbtics colocan el número de listados activos entre 19,700 y 35,000, dependiendo de la metodología. Las colonias Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo concentran gran parte de esta oferta, coincidiendo con las zonas donde las rentas han crecido con mayor velocidad: un 6% en promedio solo en el primer trimestre de 2025, según Propiedades.com, con picos mucho más altos en Roma–Condesa.

No es casualidad que en estas mismas áreas se registren protestas vecinales contra desalojos, acusaciones de “falsos alquileres” —departamentos retirados del mercado residencial para convertirse en alojamientos turísticos— y una transformación comercial que sustituye tortillerías y fondas por cafeterías y restaurantes boutique.


Cuando el turismo se come al barrio

Este fenómeno no es exclusivo de las grandes urbes. Basta mirar algunos Pueblos Mágicos para entenderlo. Tepoztlán, en Morelos, es un caso emblemático: declarado Pueblo Mágico en 2002, vio florecer hoteles boutique, spas y restaurantes de cocina fusión. El atractivo turístico creció, pero también lo hicieron los precios del suelo y de la vivienda. Lo que antes era un refugio tranquilo para habitantes de ingresos medios se convirtió, para muchos, en un escaparate de fin de semana para visitantes con cuentas de Instagram muy cuidadas.

Aquí, el desplazamiento no siempre es físico; a veces es cultural. El mercado tradicional sigue en pie, pero cada vez es más común encontrar cafeterías especializadas junto a los puestos de barbacoa. El riesgo es claro: que el lugar termine siendo más escenario que comunidad. Porque si un día se acaba el pulque o las nieves artesanales de sabores imposibles, lo que se perderá no será solo una bebida o un postre, sino parte de la identidad local.


El desplazamiento que no siempre se ve

Cuando se piensa en gentrificación, la imagen más común es la de una familia que debe abandonar su vivienda porque no puede pagar la renta. Ese es el desplazamiento directo. Sin embargo, existen otras formas menos visibles:

  • Desplazamiento económico: el residente se queda, pero debe destinar una parte cada vez mayor de sus ingresos a la vivienda, sacrificando otros gastos esenciales.
  • Desplazamiento cultural: aunque siga viviendo en el barrio, la identidad colectiva se diluye; los comercios, eventos y usos del espacio público ya no reflejan las costumbres de quienes llevan décadas ahí.

Ambos fenómenos erosionan el tejido social y la diversidad urbana, elementos esenciales para una ciudad equilibrada y sostenible.


¿Es posible un café artesanal sin renta impagable?

La gentrificación no es un destino inevitable. Existen políticas urbanas que pueden mitigar sus efectos más dañinos:

  1. Regulación efectiva del alquiler de corto plazo: licencias limitadas, inspecciones periódicas y sanciones reales, como en Barcelona.
  2. Protección de inquilinos: contratos de largo plazo, topes a incrementos y asesoría legal gratuita para evitar desalojos arbitrarios.
  3. Zonificación inclusiva (inclusionary zoning): exigir que nuevos desarrollos incluyan un porcentaje de vivienda asequible.
  4. Captura de plusvalías: destinar parte de las ganancias generadas por obras públicas y revalorización urbana a programas de vivienda social en la misma zona.
  5. Datos abiertos y monitoreo: crear observatorios públicos de renta y desplazamiento para intervenir antes de que el problema sea irreversible.


Un cierre sin espuma

La gentrificación no es, por definición, mala. La mejora de un barrio puede traer beneficios claros: más seguridad, mejor infraestructura, nuevos espacios culturales. El problema es cómo y para quién se dan esos cambios.

Si no hay reglas claras, la revitalización se convierte en un filtro invisible que expulsa a quienes construyeron la vida del barrio. En cambio, con políticas urbanas que combinen inversión, regulación y participación comunitaria, es posible que la modernización y el arraigo convivan.

En resumen, el café artesanal puede quedarse… siempre que no cueste la mudanza de quienes lo inspiraron. Y sí, lo mismo vale para el pulque y las nieves de sabores imposibles en Tepoztlán.


Referencias y enlaces de interés

Glass, R. (1964). London: Aspects of Change. London: MacGibbon & Kee.
🔗 https://search.worldcat.org/es/title/247749762

Freeman, L., & Braconi, F. (2004). Gentrification and displacement: New York City in the 1990s. Journal of the American Planning Association, 70(1), 39–52.
🔗 https://doi.org/10.1080/01944360408976337

Zuk, M., Bierbaum, A., Chapple, K., Gorska, K., & Loukaitou-Sideris, A. (2018). Gentrification, Displacement, and the Role of Public Investment. Journal of Planning Literature, 33(1), 31–44.
🔗 https://doi.org/10.1177/0885412217716439

García-López, M. À., Jofre-Monseny, J., Martínez-Mazza, R., & Segú, M. (2020). Do short-term rental platforms affect housing markets? Evidence from Airbnb in Barcelona. Journal of Urban Economics, 119, 103278.
🔗 https://doi.org/10.1016/j.jue.2020.103278

Merino, J. J. (2024). Professional Airbnb Hosts in Mexico City: A First Approximation (DT-2024-1). El Colegio de México.
🔗 https://cee.colmex.mx/es/dts/2024/DT-2024-1.pdf

Reuters (13 marzo 2025). Spain’s top court backs Barcelona’s plan to ban holiday apartments by 2028.
🔗 https://www.reuters.com/world/europe/spains-top-court-backs-barcelonas-plan-ban-holiday-apartments-2025-03-13/

Milenio (23 mayo 2025). Rentas suben hasta 9% en el primer trimestre de 2025; CDMX y Oaxaca con +6% (fuente: Propiedades.com).
🔗 https://www.milenio.com/negocios/rentas-en-mexico-suben-en-primer-trimestre-de-2025-propiedades-com

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